jueves, 12 de agosto de 2021

DESAPEGO POR AMOR

En el transcurso de una conversación, una amiga comentaba lo agradecida que estaba por haber decidido practicar el desapego.

Hacía alusión a lo que inicialmente esperaba y en qué manera le afectaba pertenecer a un grupo en el cual había puesto muchas ilusiones y, trataba de describir lo que sentía tras comprobar que, pasado un tiempo, las perspectivas no coincidían con la realidad que percibía.

La necesidad de apego emocional venía en cierto modo “impuesta” ya que la pertenencia a dicho grupo estaba condicionada a un fin común.

Comenzó a darse cuenta de que el apego no era sano, que le producía desasosiego. Se sentía perturbada por algunas de las acciones y sobre todo por comentarios de varios componentes del grupo.

Emocionalmente se sentía frustrada. La diferencia entre lo que esperaba y lo que realmente sentía, “era frustrante” repetía.

Reiteraba: “decidí practicar el desapego” y con una sonrisa reafirmaba “no sabes lo que me alegra haber tomado la decisión de practicar el desapego”

El desapego es un acto de amor propio donde soltamos todo aquello que nos produce dolor. Es liberarnos de esas ataduras que nos producen miedo, que nos complican la existencia impidiendo vivir el aquí y ahora.

El desapego es ganar en salud.

Nos ayuda a ser conscientes de lo que tenemos, de lo que somos y poder vivir sin ese miedo a la pérdida y el sufrimiento.

Nos abre la puerta a realizarnos sin duda al éxito o el fracaso.

Soltar todo aquello que no te proporciona bienestar es un acto de amor.

Saber reconocer qué y por qué nos aferramos, nos atamos a objetos o estados emocionales y soltar, es un acto de valentía.

Hay que tener coraje y la mente abierta para reconocer qué es y de qué manera nos afecta.

En qué grado nos “ata” y cuáles son las consecuencias.

Hay que tener valor para decidir hasta cuándo y tomar una decisión. 

jueves, 1 de abril de 2021

 La aceptación, una puerta para la resolución

Mis expectativas, en estos momentos, es aceptar. No aceptar la situación como una derrota, SÍ como una oportunidad para el cambio

Aceptar me lleva a la calma y me aleja de la lucha interna. Me lleva a la comprensión. 

Ante mí se abre una nueva oportunidad para cambiar, para crecer como persona. Mis expectativas, en estos momentos, es aceptar.

Ante esta situación, no cabe duda, o me derrumbo, me cierro y dejo que mi yo interior esté en una constante lucha, en un sinfín de cuestiones internas, cuyo diabólico diálogo me puede llevar al más profundo de los agujeros provocando un caos. 

¡No!, no voy a provocar que me lleves, de nuevo, a ese lugar oscuro, sin salida, sin luz, sin VIDA.

Así pues, acepto mi condición, la abrazo, le ofrezco mi mano y la invito a que caminemos juntas. 

Puede que, la incertidumbre me quiera llevar al desconcierto. También la invitaremos a que camine junto a nosotras y de esta manera será mucho más fácil sobrellevar esta nueva hazaña.

Aceptar en lugar de estar luchando contra lo que no se puede cambiar, pertenece al pasado y cierto es, nos afecta en el presente. 

Aceptar, para relajar la mente y de esta manera encontrar la mejor solución para hoy y para mañana y mañana y....

Aceptar, dejar espacio para que pueda entrar la luz y seguir, seguir disfrutando día a día. 

Aceptar no es una derrota, es dejar entrar una nueva opción.

viernes, 21 de agosto de 2020

AUTOCASTIGO o AUTOCOMPASIÓN 

 Neff cree que, socialmente gran mayoría de personas no se sienten bien consigo mismas y para resarcir ésta diferencia entre nuestros deseos y la realidad, nos inclinamos a “endiosar” la autoimagen.

 Además, Neff considera que, la autocrítica, favorece la sumisión porque nos permite degradarnos ante “personas imaginarias que emiten juicios sobre nosotros”.

 El autoconocimiento es ver la realidad sobre nosotros mismos. Me reconozco mediante un escaneo de creencias, valores, miedos, aptitudes, gustos y un largo etc.

 Neff, propone tres elementos principales: la bondad-amabilidad hacia uno mismo, sin autocrítica; la humanidad común, por el aislamiento; mindfulness, para trabajar el dolor.

 
Se amable contigo.

Practicar la auto-empatía nos dará la posibilidad de una respuesta en positivo.

 Aceptación.

Aceptarnos nos abre el camino y nos facilita el enfrentarnos ante las adversidades de la vida.

 Atención plena

Reducir el sufrimiento, promover cualidades positivas como la compasión, proporcionan una actitud equilibrada que facilita ser consciente de tus propios pensamientos y emociones, abiertamente y con claridad.

Premiarse, en lugar de castigarse.

Comprenderse, en lugar de reprimirse.

Reconocerse, en lugar de limitar posibilidades, ampliarlas.

Quererse y mimarse, en lugar de menospreciarse.

Sentirse libre y aceptar las situaciones como son. 

https://www.mindfulnessyautocompasion.com/test-autocompasion


lunes, 20 de julio de 2020


¿Quién tiene el control de mis emociones?

¡Reacciona y recupera el poder!


No puedes dejar de pensar en esa sensación que te intimida, te amedrenta, te anula. En una lucha interna comienzas a desbloquear tu mente, a pensar que es lo que te frena, qué no te deja avanzar.

Es como haber perdido el camino y en medio de una encrucijada, ahí estás, sentado y abatido.
"Quiero pero no puedo, me da miedo hasta pensar." 

Me dejo llevar por la incertidumbre.    

Sientes como vuelve el "aquí ahora". La situación comienza a cambiar. Aun así no avanzas. Parado, bloqueado, limitado por "algo" que no entiendes, que no controlas.

Nuestra mente conserva y reacciona en ocasiones con "bloqueohuida defensa". 

Nos miente desde el "registro", esas experiencias anteriores que nos llevan desde el llanto profundo hasta la risa más boba e incontrolada. 

Nuestra mente nos manipula desde la emoción, el miedo, la ira,... Nos arrincona en el lugar donde nos quiere tener y es difícil escapar. Nos hace creer que todo lo que sentimos y pensamos es verdadero. Nos engaña y provoca indecisióntemorbloqueo, más y más. Nuestra autoestima decae a niveles nunca vistos. 

Tenemos el poder de manejar las emociones, de decidir cómo nos afectan. Tenemos el poder de vivir sin el bloqueo que nos anula y que nos hace sentir como marionetas en un viaje tras otro, como en una montaña rusa de intentos descontrolados y falsas sensaciones de control.

Tenemos los recursos solo que olvidamos usarlos. 

¿Te gustaría recuperar el control? ¿A qué te estás resistiendo? ¿Qué te impide conseguirlo?

¡Reacciona y recupera el poder!










lunes, 13 de julio de 2020


HAZLO,

deja de darle vueltas, 

 

¿Eres de los que esperan el cambio? o ¿eres de los que provocan el cambio?

Bueno, si eres de los que esperan el cambio confiando en que en algún momento el viento sople a tu favor, no te digo ni que si ni que no, es tu decisión. Aunque, ¿no te resulta raro que tarde tanto?.

¿En cuántas ocasiones te has propuesto cambiar algo que te resuena? Ya no algo que crees que no le gusta a la gente, no, algo que te das cuenta que no va contigo, que no parece tuyo, que no sabes porqué lo haces o dices ni de dónde lo has copiado pero que ahí está, y además sale cuando menos debe.

¿Cuándo fue la última vez que sentiste curiosidad por aprender algo? ¿por el placer de ampliar conocimientos? ¿por formarte para ampliar posibilidades laborales? Quizá crees o te digan que es demasiado tarde, que ya “no estás para estas cosas”.

Si eres de los que provocan el cambio, de los que toman el control de su vida, sintiendo que el cambio viene de sus manos, de los que toman sus propias decisiones, de los que les gusta ponerse a la acción, ¡adelante! éste es el momento.

Deja de ser un mero espectador. Se parte del guion de tu vida. Eres el protagonista, no lo olvides.

Tomar la decisión, definirte como el protagonista y actuar. Interpretar como tuyo el papel de ganador, porque lo eres.

Si no pudieras fracasar, ¿qué harías?

Deja de darle vueltas, ¡hazlo!

viernes, 12 de junio de 2020




 



Recordar con emoción en los ojos y superación en los labios

¿QUIÉN NO SE ENTRISTECE CON UN RECUERDO?

En más ocasiones de las que nos damos cuenta, cuando vuelve a nosotros un recuerdo, el recuerdo del que en algún momento fue parte de nuestra vida nos produce dolor. Quizá no el dolor del día en que se fue, pero si el dolor de la añoranza, del sentimiento de ese vació que nos dejó. Un vació difícil de llenar y en algunos casos difícil de soportar.  Hay momentos que nos gustaría cambiar, o quizá, olvidar. 

Seguimos caminando por el gran trecho que nos queda por vivir sin poder coger de la mano a aquellos que se fueron. No vemos su sombra junto a la nuestra en el camino.

No hay nada que llene ese vacío. No hay otros que puedan estar en ese mismo lugar. 

Cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el recuerdo de otro. 

Hace tiempo, no mucho sinceramente, todos los días recordaba de una forma muy amarga a las personas que me dieron la vida. Que compartieron su camino cogiéndome de la mano, hasta que un día la soltaron y no quedó de ellos ni la sombra junto a mí. 

Por más que yo quisiera proyectar sus sombras, no lo conseguía y cada día me entristecía más y más. Por más que lo intentaba no conseguía ver esas sombras y a todo esto, mientras tanto, yo ya tenía una mano ocupada, ya era la sombra de alguien que confiaba en mí.

¿Por qué escoger ese estado de frustración, amargura y tristeza?
Quizá pienses "que triste, ¿por qué nos cuentas esto?"
No, no lo es, por lo menos para mí. 

Llegó un punto en que me di cuenta que, de este modo, no podía seguir. Si, añoraba mucho lo que había tenido. Añoraba sus comentarios, su complicidad, su educación, su objetividad, su respeto, su amor y otros tantos valores. 
No podía seguir sumida en la tristeza. 
Me di cuenta que no había marcha atrás. Que ese etapa de mi vida quedó, pero solo en mi recuerdo, en parte de lo que soy.
Fui consciente del camino que me quedaba por recorrer y acepté el proceso de la vida. 
Por mí, por esa personita que me tenía cogida de la mano. Esa mano que quedó libre y fue tomada por la VIDA con tan solo cinco deditos.

Reaccioné y sin dejar de quererles, puede que en ocasiones el recuerdo ponga una lágrima en mis ojos pero hoy ya la acompaña una tímida sonrisa. 
Esa sonrisa que indica que, aunque les añore, me llena el haberles conocido y todo lo que hemos pasado juntos.

¡VIVE!, los días pasan!

Aprovecha y disfruta día a día de aquellas manos que tienes unidas y tendidas y comparte tu sombra. Camina junto a ellos para que en un futuro esbocen una sonrisa plena con tu recuerdo.

Y aunque la pena nos embargue, aunque miremos a ambos lados y ... tenemos la obligación de seguir adelante. Seguir adelante para seguir caminando cogiendo la mano a otros. Seguir adelante para que nuestra sombra camine junto a la de otros. 

miércoles, 8 de abril de 2020


  Algunas reflexiones.

Miércoles, un día más un día menos. ¡Pues bien, no hay que perder la esperanza! Mi
yayo decía que -"la esperanza era verde y se la comió un burro"- y aún así nunca la perdió. Asumió todo aquello que le venía y en lugar de quedarse parado provocaba acciones para seguir adelante. Generación de hierro que por muy mal que fueran las cosas aprendió, si ya, ya lo sé, a base de golpes a no decaer nunca. Pero, ¿acaso no es lo mismo de lo mismo en cada generación? Esa generación tuvo sus pedruscos en el camino y otras tienen otros con distinto nombre y color.
La idea principal la cuestión es que hay que aprender a superar y superarse. Que siempre se puede hacer "algo más" a excepción de contadas ocasiones.
Que siempre sale el sol, decía la señora Antonia, -"no hay sábado sin sol ni domingo  sin amor"-. y aquí estamos en cuarentena, creando lazos todavía más fuertes con personas (hay esas mamás) que codo a codo han compartido sus vidas.
 De aquí, de esta situación, el ser humano debería sacar lecciones. De los errores se aprende. Si, "a la fuerza ahorcan" decía otro refrán. Pero como dos líneas continúas sacamos otras cosas más positivas, acciones, valores, empatía, solidaridad, amor, amistad. Olvidamos rencores y fortalecemos relaciones. "Hoy por ti mañana por mí", el refranero no se equivoca. Y como decía otro refrán -"no hay mal que cien años dure...-"preparémonos para el cambio y por favor, después de esta situación, cuando podamos volver a la calle, a los parques, a comprar, a conducir, recordemos el sabor de la gran humanidad que disfrutamos de cada momento de cuarentena.
En mi corazón siempre guardaré y agradeceré aquello que me disteis y que llenó de una intensa luz esos momentos tan amargos.