Mostrando entradas con la etiqueta conciliación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta conciliación. Mostrar todas las entradas

miércoles, 30 de agosto de 2023

 

TENGO UN ADOLESCENTE EN CASA

Ayer cambiando pañales y hoy ¡tengo un adolescente en casa!

No tengo bastante con mis cambios de humor, siempre estresada. Que si la compra, que si la ropa, la comida y otras tantas cosas que además tener que estar discutiendo con... ¿Con quién? 

¡Pero bueno! ¿De dónde sale tanta mala leche? ¿En qué momento dejó de ser mi dulce bebé?

Estas y otras tantas preguntas, exclamaciones y otros.... pensamientos surgen cuando te hablan de lo que supone tener un adolescente en casa. 

Vamos por partes. Todos hemos pasado por la adolescencia. Unos más que otros. Incluso diría que alguno de nosotros sigue siendo algo adolescente. No juzgo, de vez en cuando hay que ser un poco trasto y dejar que salga ese rebelde que busca un poco de diversión y aventura. 

Personalmente, me encantan las motos. Soy motera desde que recuerdo. Me encanta subirme a una moto y recorrer kilómetros y kilómetros. Ver el paisaje, sentir todo lo os podáis imaginar. Voy de paquete, todo hay que decirlo por lo tanto me puedo permitir el lujo de centrarme mucho más en otras cosas aunque el paquete es importante sobre todo si hablamos de estabilidad. 

¡Volviendo, que me voy!

Contestaciones con soberbia. Habitaciones que mejor ni asomarse. Notas que ya te digo yo que no llegas. Horarios pasados por el forro y algo más que ahora no recuerdo. Un instante, la gorda, consumo de alcohol y quizá alguna otra cosa más. 

Vaya panorama. Antes podíamos mantener conversaciones fluidas. Preguntas y respuestas. Nos escuchaban y ahora parece que se van a Júpiter si oyen que nos acercamos. 

Por cierto, unos se preocupan y otros no tanto. Unos por dentro se corroen con preguntas e intranquilidad, ya sabéis eso de "¿Dónde estará? ¿Con quién irá? ¿Cómo volverá? ¿Qué estará haciendo? ¿Se dejará influenciar por...?".

Y la otra parte de "ya vendrá cuando quiera, no me preocupa con quién va o está, ya se apañará para volver, es normal que beba". 

Hay "de todo en la viña del Señor" he oído exclamar. Pues sí hay de todo. Verdadero abanico de posibilidades, de actitudes, de forma de mejorar la situación. Y cada situación tiene su solución.

En nuestra época, con la chancla quizá funcionara. Hoy no. Hoy, la chancla pasa rozando el cráneo y ni la ven. Tienen puesto el foco en el aparato que realiza las funciones de tutor, adiestrador, adoctrinador y todo aquello que puedas imaginar que acabe en "dor". ¿Domador?

Que también les puedes amenazar, sí he dicho amenazar, con quitarles... lo que se te ocurra. ¿Y qué?

¡Se la suda! (Expresión coloquial del momento que me encanta porque cuando les preguntas ¿Qué te suda? se suelen quedar extrañados).

Además no tenemos las condiciones a nuestro favor. 

Anécdota personal. Hace algún tiempo acompañé a mi hija al médico. En un momento determinado, la doctora le dice cuáles son las alternativas para intentar solucionar el problema, esperar al especialista o tomar cierta medicación agresiva. Por unos instantes se hace un silencio, mi hija me mira y aprovecho para preguntarle qué quiere hacer. Yo ya tenía la contestación sin embargo quería saber qué claro lo tenía. Mi hija se gira, me mira y me pregunta -¿Qué hago mamá? no lo tengo claro-. La buena doctora, sin perder ni un instante le responde que ella ya tiene 16, que puede elegir que hacer con su cuerpo, que no tiene que consultarme nada.

¡¿Cóoooomooooo?!

¿Se nos va la pinza o qué? ¿En qué posición me dejas? ¿Pero tú, que vendes?

Me subió un pequeño calentón que pude controlar y que me dio la suficiente "rienda" como para contestar a mi hija y ayudarle a tomar una decisión, su decisión congruente y personal. 

Por cierto, la "carita" de la buena doctora, tan amable y congruente ella, quedó un poquito desencajada. 

Educar, mostrar el camino sin adoctrinar, a nadie, para mí la mejor manera de educar. 

Cuando te digo que pintes una flor, quiero que sea tu flor, del color, tamaño y forma que tú quieras. Es tu flor. Si yo te digo cómo pintar la flor, el tamaño y la forma, es mi flor no la tuya. 

¿Se entiende?

Educar en valores, desde casa, en casa. Educar para que aprendan a distinguir lo más conveniente. Se equivoquen o no. Educar para que aprendan a decidir por ellos, amistades, formación, ropa, alimentos. 

Yo tengo un adolescente en casa. Hay días buenos y días mejores. Desde un futuro incierto doy mi máxima para que el resultado sea "una persona emocionalmente madura capaz de resolver para sí misma en las mejores condiciones". Que aprenda de los resultados, sean o no los deseados. 

¿Tienes un adolescente en casa? 







miércoles, 18 de agosto de 2021

 

IDEAS PARA ESTIMULAR LA LECTURA EN NUESTROS HIJOS

Recuerdo que desde bien pequeñita, mi hija tendría sobre el año y medio más o menos, cuando nos poníamos a jugar teníamos al alcance libros. Libros con figuras geométricas, con números, con páginas completas muy coloreadas o sin colorear, con pictogramas. Y los seguimos teniendo.

En un momento del juego alcanzaba un libro, hacía una especial atención al dibujo, leía el título y leía las pocas palabras que habían colocando el dedo sobre las mismas intentando también, captar su atención hacia ellas.

Para mí era una forma de hacerle entender que lo que veía tenía relación con “las otras formas” que completaba la página.

Hasta que fue más autónoma, todos los días teníamos ese momento de lectura. Igualmente, inventábamos cuentos a la hora de ir a dormir.

Comentar que nuestra lectura favorita fue, es y será “La princesita del prendedor” de Rubén Darío (de mi libro de lectura de EGB)

En breve cumplirá quince y es tremenda “devorando” libros.

Lo que empezó como un juego, como un entretenimiento, acabó siendo un hábito.

Estoy más que segura que el método para captar su atención ha tenido mucho que ver con el resultado obtenido, el hábito lector.

Dicho esto, comparto unos puntos como guía y una recomendación.

ü Dedicar tiempo a nuestros niños es esencial. Además de ayudar a crear ese momento tan especial, se induce al hábito. En un mundo donde parece que todo va tan acelerado, (recordar que, ayer mismo, algunos estábamos cambiando pañales) deberíamos valorar si esos diez, veinte minutos merecen la pena. Aun estando cansados, reventados del día, ese momento donde les acompañas hasta el sueño compartiendo una poesía, un capítulo de un libro, un cuento breve, es extraordinario.

ü Poco a poco te irá indicando qué tipo de lectura le llega más. Te veo buscando cuentos de similares características, o quizá, cambiando alguna circunstancia o personaje. Puede que, el final también lo condiciones al estado emocional o al momento en el que compartes la lectura. Con el tiempo y su autonomía irá determinando sus gustos literarios.

ü Los “filtros”. Es aconsejable comprobar que edades comprenden los libros que adquirimos. Pedir consejo sería una buena idea en caso de ir un poco perdidos.

 ü Ya tenemos una orientación de sus gustos. Es hora de hacerles partícipes en la elección de “qué leemos hoy”. Proponer, recomendar y dejarle elegir les hace sentir implicados en el proceso y estar más dispuestos a participar.

 ü Vamos a jugar leyendo. Protagonizar en momentos determinados uno de los personajes por ejemplo provocando onomatopeyas, dibujar o bien leer a los juguetes. No es leer por leer. Es poner todo el entusiasmo que se pueda dramatizando los personajes. Qué mejor que proponer la lectura en un espacio y tiempo determinado. Además de ser constantes para poder crear hábito lector.  

 ü Estimular sin presionar. Considerando que no todos los días son iguales, nuestros estados emocionales y los de nuestros hijos varían. Si un día no se puede, no se puede, sin imponer ni presionar. Cuando nos imponen,  más que acercarnos nos aleja.

 ü Asociar libros, personajes, historias a un momento determinado.

 Recomendar, dar ejemplo. Es sabido que nuestros hijos son nuestro reflejo. Absorben acciones, nuestras   expresiones verbales y no verbales, nuestra forma de relacionarnos con los demás. 

 Qué mejor ejemplo, que nos vean leyendo.

viernes, 12 de junio de 2020




 



Recordar con emoción en los ojos y superación en los labios

¿QUIÉN NO SE ENTRISTECE CON UN RECUERDO?

En más ocasiones de las que nos damos cuenta, cuando vuelve a nosotros un recuerdo, el recuerdo del que en algún momento fue parte de nuestra vida nos produce dolor. Quizá no el dolor del día en que se fue, pero si el dolor de la añoranza, del sentimiento de ese vació que nos dejó. Un vació difícil de llenar y en algunos casos difícil de soportar.  Hay momentos que nos gustaría cambiar, o quizá, olvidar. 

Seguimos caminando por el gran trecho que nos queda por vivir sin poder coger de la mano a aquellos que se fueron. No vemos su sombra junto a la nuestra en el camino.

No hay nada que llene ese vacío. No hay otros que puedan estar en ese mismo lugar. 

Cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el recuerdo de otro. 

Hace tiempo, no mucho sinceramente, todos los días recordaba de una forma muy amarga a las personas que me dieron la vida. Que compartieron su camino cogiéndome de la mano, hasta que un día la soltaron y no quedó de ellos ni la sombra junto a mí. 

Por más que yo quisiera proyectar sus sombras, no lo conseguía y cada día me entristecía más y más. Por más que lo intentaba no conseguía ver esas sombras y a todo esto, mientras tanto, yo ya tenía una mano ocupada, ya era la sombra de alguien que confiaba en mí.

¿Por qué escoger ese estado de frustración, amargura y tristeza?
Quizá pienses "que triste, ¿por qué nos cuentas esto?"
No, no lo es, por lo menos para mí. 

Llegó un punto en que me di cuenta que, de este modo, no podía seguir. Si, añoraba mucho lo que había tenido. Añoraba sus comentarios, su complicidad, su educación, su objetividad, su respeto, su amor y otros tantos valores. 
No podía seguir sumida en la tristeza. 
Me di cuenta que no había marcha atrás. Que ese etapa de mi vida quedó, pero solo en mi recuerdo, en parte de lo que soy.
Fui consciente del camino que me quedaba por recorrer y acepté el proceso de la vida. 
Por mí, por esa personita que me tenía cogida de la mano. Esa mano que quedó libre y fue tomada por la VIDA con tan solo cinco deditos.

Reaccioné y sin dejar de quererles, puede que en ocasiones el recuerdo ponga una lágrima en mis ojos pero hoy ya la acompaña una tímida sonrisa. 
Esa sonrisa que indica que, aunque les añore, me llena el haberles conocido y todo lo que hemos pasado juntos.

¡VIVE!, los días pasan!

Aprovecha y disfruta día a día de aquellas manos que tienes unidas y tendidas y comparte tu sombra. Camina junto a ellos para que en un futuro esbocen una sonrisa plena con tu recuerdo.

Y aunque la pena nos embargue, aunque miremos a ambos lados y ... tenemos la obligación de seguir adelante. Seguir adelante para seguir caminando cogiendo la mano a otros. Seguir adelante para que nuestra sombra camine junto a la de otros. 

lunes, 6 de enero de 2020



El coaching como método. 



El coaching está basado en una técnica de comunicación. Consiste en ayudar a personas a definir sus metas. Metas personales o profesionales. Metas específicas, ajustadas y bien definidas y concretas. Cada paso, cada acción que realicemos debe ajustarse a la realidad siendo conocedores de los recursos que necesitamos. Medible para permitir una mejora continua basada en dicha meta y de esta manera poder ajustarse. Realista porque en caso contrario nuestro compromiso con la meta nos agotará por el camino y acabaremos desistiendo. Por lo tanto, también debe ser alcanzable y como no, debemos fijar un espacio temporal. Un "lo vamos viendo" no es un objetivo concreto. Es muy importante el compromiso adquirido fijando una fecha tope. 


En un proceso de coaching trabajamos para crear acciones sobre la conciliación, salud, desarrollo personal, miedos y bloqueos, gestión de las emociones, relaciones, desarrollo profesional, comunicación y gestión del cambio.

"Cuando una persona desea realmente algo, todo el universo conspira para ayudar a esa persona a realizar su sueño"

Una bonita reflexión de este autor sobre ir en busca de nuestras metas.                                               Paulo Coelho