TENGO UN ADOLESCENTE EN CASA
Ayer cambiando pañales y hoy ¡tengo un adolescente en casa!
No tengo bastante con mis cambios de humor, siempre estresada. Que si la compra, que si la ropa, la comida y otras tantas cosas que además tener que estar discutiendo con... ¿Con quién?
¡Pero bueno! ¿De dónde sale tanta mala leche? ¿En qué momento dejó de ser mi dulce bebé?
Estas y otras tantas preguntas, exclamaciones y otros.... pensamientos surgen cuando te hablan de lo que supone tener un adolescente en casa.
Vamos por partes. Todos hemos pasado por la adolescencia. Unos más que otros. Incluso diría que alguno de nosotros sigue siendo algo adolescente. No juzgo, de vez en cuando hay que ser un poco trasto y dejar que salga ese rebelde que busca un poco de diversión y aventura.
Personalmente, me encantan las motos. Soy motera desde que recuerdo. Me encanta subirme a una moto y recorrer kilómetros y kilómetros. Ver el paisaje, sentir todo lo os podáis imaginar. Voy de paquete, todo hay que decirlo por lo tanto me puedo permitir el lujo de centrarme mucho más en otras cosas aunque el paquete es importante sobre todo si hablamos de estabilidad.
¡Volviendo, que me voy!
Contestaciones con soberbia. Habitaciones que mejor ni asomarse. Notas que ya te digo yo que no llegas. Horarios pasados por el forro y algo más que ahora no recuerdo. Un instante, la gorda, consumo de alcohol y quizá alguna otra cosa más.Vaya panorama. Antes podíamos mantener conversaciones fluidas. Preguntas y respuestas. Nos escuchaban y ahora parece que se van a Júpiter si oyen que nos acercamos.
Y la otra parte de "ya vendrá cuando quiera, no me preocupa con quién va o está, ya se apañará para volver, es normal que beba".
Hay "de todo en la viña del Señor" he oído exclamar. Pues sí hay de todo. Verdadero abanico de posibilidades, de actitudes, de forma de mejorar la situación. Y cada situación tiene su solución.
En nuestra época, con la chancla quizá funcionara. Hoy no. Hoy, la chancla pasa rozando el cráneo y ni la ven. Tienen puesto el foco en el aparato que realiza las funciones de tutor, adiestrador, adoctrinador y todo aquello que puedas imaginar que acabe en "dor". ¿Domador?
Que también les puedes amenazar, sí he dicho amenazar, con quitarles... lo que se te ocurra. ¿Y qué?
¡Se la suda! (Expresión coloquial del momento que me encanta porque cuando les preguntas ¿Qué te suda? se suelen quedar extrañados).
Además no tenemos las condiciones a nuestro favor.
Anécdota personal. Hace algún tiempo acompañé a mi hija al médico. En un momento determinado, la doctora le dice cuáles son las alternativas para intentar solucionar el problema, esperar al especialista o tomar cierta medicación agresiva. Por unos instantes se hace un silencio, mi hija me mira y aprovecho para preguntarle qué quiere hacer. Yo ya tenía la contestación sin embargo quería saber qué claro lo tenía. Mi hija se gira, me mira y me pregunta -¿Qué hago mamá? no lo tengo claro-. La buena doctora, sin perder ni un instante le responde que ella ya tiene 16, que puede elegir que hacer con su cuerpo, que no tiene que consultarme nada.
¡¿Cóoooomooooo?!
¿Se nos va la pinza o qué? ¿En qué posición me dejas? ¿Pero tú, que vendes?
Me subió un pequeño calentón que pude controlar y que me dio la suficiente "rienda" como para contestar a mi hija y ayudarle a tomar una decisión, su decisión congruente y personal.
Por cierto, la "carita" de la buena doctora, tan amable y congruente ella, quedó un poquito desencajada.
Educar, mostrar el camino sin adoctrinar, a nadie, para mí la mejor manera de educar.
Cuando te digo que pintes una flor, quiero que sea tu flor, del color, tamaño y forma que tú quieras. Es tu flor. Si yo te digo cómo pintar la flor, el tamaño y la forma, es mi flor no la tuya.
¿Se entiende?
Educar en valores, desde casa, en casa. Educar para que aprendan a distinguir lo más conveniente. Se equivoquen o no. Educar para que aprendan a decidir por ellos, amistades, formación, ropa, alimentos.
Yo tengo un adolescente en casa. Hay días buenos y días mejores. Desde un futuro incierto doy mi máxima para que el resultado sea "una persona emocionalmente madura capaz de resolver para sí misma en las mejores condiciones". Que aprenda de los resultados, sean o no los deseados.
¿Tienes un adolescente en casa?