Y YO CREÍ....
Y yo creí que había encontrado mi lugar. Ese lugar en donde desempolvar mi experiencia, en donde crecer y hacer crecer, brotar, florecer y dar frutos.
El día que llegué me dijeron que era un reto y me gustan los retos. Analicé la situación y me gustó la idea de prosperar, de crecer, de crear. La ilusión de "aquí encontré un sitio". Incorporar conocimientos nuevos con experiencias anteriores. Encajar lo conocido con lo aprendido. Un reto asumible sin olvidar el desarrollo personal además del profesional y, parte importante, la recompensa económica a final de mes.
Se acabó, se cerró, se zanjó y vuelta a empezar. Me quedé sin empleo. No por no saber, no por no dar todo aquello que pude y un poco más. Se cerró porque la congruencia dictaba la sentencia "cerrado por lastre de fama ajena", "cerrado por raíces podridas", "cerrado por tallos torcidos". La empresa se creó con una buena idea, el gestor resultó no ser tanto y al poco tiempo hubo que hacer cambios, muchos cambios.
Tomamos la decisión de continuar, sin embargo, seguíamos abonando un "campo infértil". Unos meses después nos dimos cuenta de que el camino labrado y cosechado tardaría en dar los resultados necesarios para poder seguir. En algunos sectores los procesos para la resolución del problema son muy lentos, en un espacio temporal casi agónico. En algunos sectores el cliente puede tomar el compromiso hoy y ejecutar en meses. Este proceso implica que la empresa asume pérdidas antes de las ganancias.
Así que, vuelta a empezar. Con nervios y un poco angustiada pero sin perder la ilusión de que, lo que es para mí está aquí mismo.
Abandono la frustración y decido quedarme con el lado positivo de haber adquirido nuevas experiencias. Me quedo con la satisfacción de haber formado parte de un gran equipo y de esa parte de complicidad y entendimiento que crea bases para una buena amistad.
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NOTA. REMODELAR PONIENDO FOCO EN PERSPECTIVA, CREENCIAS, NECESIDADES Y CONSECUENCIAS DE LA RUPTURA LABORAL .
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